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REPORTAJES

Las elecciones regionales 2023 en Cali dejaron varias cuestiones por analizar. Sin embargo, nos enfocamos en dos aspectos: la contaminación visual y la difamación. Los postes de energía, los contadores y una infinidad de espacios en la ciudad se tapizaron con propaganda electoral, dejando a nuestra  visión sin escapatoria. Además, como es habitual, las disputas entre candidatos no se hicieron esperar, y la contrapropaganda llevó incluso a la difamación.

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LA PUBLICIDAD ELECTORAL, UN DOLOR DE CABEZA

Al caminar por las calles caleñas, se aprecia en muchas estructuras del entorno urbano el cartel de un candidato político sobre el de otro candidato y estos dos sobre otro cartel. Publicidad electoral acumulada que nadie retira. Basura política que ensucia la ciudad: desde volantes y carteles hasta espectáculos con luces y un ruido ensordecedor.

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UNA DE LAS SOMBRAS DE LA PUBLICIDAD ELECTORAL: LA DIFAMACIÓN

Hoy en día, señalar sin argumentos toma mayor relevancia que dialogar y debatir. Las campañas de difamación buscan dañar al adversario y desviar la atención. Usan propaganda negativa y malintencionada, apoyada en citas fuera de contexto e imágenes distorsionadas. Muchas veces el ataque se torna personal, centrando el interés en la vida privada de los candidatos, más que en sus ideas y propuestas.

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